El
establecimiento del decreto de maquila iniciado en el año 1965 fue en gran
parte debido al fin del programa de los braceros, el programa se instituyó
durante la Segunda Guerra Mundial con la intención que extranjeros afines a la
política de Estados Unidos suplieran los brazos de los ciudadanos
estadounidenses que partieron al frente de guerra, cosa que permitió que
trabajadores agrícolas mexicanos encontraran trabajo agrícola temporal en los
Estados Unidos
Jorge
Tovar Montañés define a las maquiladoras como: "Centros de trabajo cuya
actividad se concentra en el ensamblaje, transformación y/o reparación de
componentes destinados a la exportación,
tienen un régimen para importar insumos sin pagar aranceles e importar
solo pagando un arancel”. Operan bajo el
concepto globalizador de "aprovechar las ventajas competitivas" que
es este caso es la mano de obra barata de los mexicanos, mayoritariamente femenina.
La
Industria Maquiladora surge en México en el año 1964, tras la suspensión del
Programa Bracero, como parte del Programa Nacional Fronterizo, con el objetivo
de resolver una necesidad concreta: dar empleo permanente a los trabajadores
temporales (braceros) que cruzaban la frontera para trabajar en los campos
agrícolas de E.U.
Al
finalizar el gobierno de López Portillo existían 585 maquiladoras en México.
Miguel
de la Madrid expide en 1983 el decreto para regular la operación de las
maquiladoras, con los objetivos son; crear empleos, integrar la tecnología a la industria
nacional, capacitar a la mano de obra; distribuir el ingreso. El 77% de las
maquiladoras se encuentra en los estados fronterizos de baja California,
Chihuahua, Tamaulipas, Sonora y Nuevo León la región norte del país se ha
convertido en un gran polo de atracción para los mexicanos que buscan empleo.
Inicialmente,
estas plantas se dedicaban a actividades intensivas en mano de obra, operaban
con tecnologías rudimentarias y en condiciones precarias; sin embargo, desde
mediados de los años ochenta, muchas introdujeron tecnologías de punta, una
organización moderna y fuerza de trabajo bien capacitada; asimismo, se
delegaron más funciones estratégicas a las plantas locales.
El
periodo de mayor crecimiento abarca de 1985 a 2000
Después
de crecer casi sin interrupción desde su origen, el número de maquiladoras
empezó a declinar de manera acelerada a finales de 2000.
Las maquiladoras nunca dejaron de considerarse
un "mal temporal"; en los hechos, el enfoque gubernamental se limitó
a permitir su instalación para combatir el desempleo y generar divisas.
Para
el 2006 existían 3,430 maquilas son informales y 3,750 son formales, los
salarios y las condiciones de trabajo no guardan relación directa con los
niveles de productividad de las maquiladoras, es evidente que al contratar a
las personas sin las prestaciones de Ley, la mano de obra se vuelve más barata
y esto redunda en la disminución de los costos para las maquiladoras.
La
firma de tratados comerciales como el actual TLC (Tratado de Libre Comercio)
entre Washington y determinados países latinoamericanos, preparatorios del ALCA
(Área de Libre Comercio para las Américas), no son sino el escenario donde toda
la región puede convertirse en una gran maquila. Las consecuencias son más que
previsibles, y por supuesto no son las mejores para Latinoamérica.
Las
maquilas latinoamericanas no han dejado ningún beneficio hasta la fecha; por el
contrario, fomentan la ideología de la dependencia y la sumisión. Eso es el
capitalismo en su versión globalizada, por lo que sólo resta decir que la lucha
continúa.
Los
consecuentes bajos niveles de valor agregado y la predominancia de la
producción de ropa (México y Costa Rica son las principales excepciones)
significan que muchos de los bienes producidos en las zonas maquiladoras de
Latinoamérica comparten características con los productos básicos: ambos
padecen un declive muy prolongado en sus términos de comercio, así como un
número cada vez mayor de competidores en el mercado mundial. Estas
características conforman la vulnerabilidad de las zonas maquiladoras de la
región y les dificultan la competencia con productores de bajo costo. Elevar la
capacitación de los trabajadores (y ampliar la gama posible de actividades de
las maquiladoras) será posible sólo a largo plazo en la mayoría de estos
países.
Reflexión
Las
maquiladoras son una planta ensambladora donde bien se puede aplicar el modelo
del fordismo, son gran fuente de empleo en especial
México, pero a su vez estas no son capases de competir con las
maquiladoras de Estados Unidos que tiene más desarrollo. En las maquiladoras se
emplea más la mano de obra femenina mal pagada.
Un
punto a destacar es que el TLCAN entre México, los EUA y Canadá abre una transformación
ya que México adquiere más confianza de inversionistas. Las maquiladoras se han
convertido en el medio con el cual podemos
ver la globalización en el país.
México
debe ser fuerte ante los obstáculos como lo es la falta de crédito para compra
de materias primas, mejorar su tecnología, poder lograr una multinalización,
diversificar su mercado y lograr ser buenos competidores.
Bibliografia:
Bibliografia:
Excelente revisión, solo falta la fuente. Tu reflexión incorpora muy bien el modelo fondista, pero se olvida señalar el papel del gobierno en la multinacionalizacion de las empresas... Muy bien
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